martes, 4 de marzo de 2008

Tropezón

Parece mentira que después de doce años trabajando aquí aún no conozca esta casa. Digo esto porque esta mañana al entrar en la casa de la cultura iba pensando en otras cosas y me he tropezado con el umbral, he cogido velocidad intentando evitar la caída y me he dado un cabezazo contra un cristal que hay justo a la entrada. Qué vergüenza me ha dado. Menos mal que suelo llegar la primera y todavía no hay gente trabajando, pero sí me ha visto una de las señoras de la limpieza que estaba barriendo por allí y me ha mirado, primero con cara de preocupación, para después de dos o tres segundos partirse de risa. Me ha contagiado y no he tenido más remedio que reírme yo también de mí misma. ¿Por qué nos reiremos tanto cuando vemos a alguien que se tropieza o se cae?