lunes, 2 de junio de 2008

Sevilla tiene un color especial

Ya hace muchos años que voy a Sevilla un día al mes, un sábado, y nunca ha dejado de sorprenderme la alegría de esa ciudad y el salero de los sevillanos. Son únicos. Antes de ayer estuve allí con mis padres y me llamó la atención la profesionalidad de los camareros del bar donde desayunamos. Era un bar muy pequeñito y tras la barra había cuatro camareros que en cuanto te ven poner el pie en la entrada ya te están dando los buenos días y preguntándote a grito limpio si quieres café, tostada, mollete... y antes de que te puedas acomodar ya tienes todo servido. Además, mientras estás desayunando te distraes con las conversaciones entre estos cuatro hombres que no paran de meterse unos con otros (en plan broma ¿eh?) con esa gracia que caracteriza a la mayoría de los andaluces. Desde luego que todos los desayunos, en toda España, deberían ser iguales que en Sevilla, seguro que comenzaríamos el día de otra manera, ¿no creen?