jueves, 12 de junio de 2008

Almas caritativas

Desde luego que vaya impresión que algunos tenéis de mí. Pero si soy una santita con los amigos...

Ya volvimos de Madrid donde el tiempo está más que revuelto. Hacía fresco, calor y hasta llovió. Cuando llegué a Córdoba, a las 11 menos cuarto de la noche cogí el coche para venir a Azuaga y mira por donde había unas obras que me desviaron por un camino que no conocía. No veía la salida para Badajoz por ningún sitio y no hacía más que dar vueltas por el centro (digo yo que sería el centro). Por fin, en un semáforo, le pregunté a un señor que iba en moto que cómo se salía a Badajoz. Este hombre, alma caritativa donde las haya, me dijo que estaba probando su moto recién comprada y que no le importaba sacarme de Córdoba. Así que fui tras él, como escoltada (ya serían más de las 11) y por fin llegué a la Nacional 432. No me dio tiempo a darle las gracias, sólo pude pitarle y hacerle una señal con las luces. Hay que reconocer que en todos sitios hay almas caritativas y si no hubiese sido por esta persona todavía estaría dando vueltas alrededor de la Mezquita.