lunes, 11 de febrero de 2008
Comunicar y compartir
Anoche, estando en casa de mis padres, sonó el teléfono. Era Amaya, de Málaga. Qué sorpresa (aunque no es la primera sorpresa que me da esta mujer) porque aún no me explico cómo tenía el teléfono de mis padres. Me llamaba para saludarme y hablar del blog, de cómo se había aficionado a esa nueva forma de comunicarse con los amigos, de los recuerdos que le traían algunos comentarios... En fin, que estaba enganchada leyendo todos los días el blog de Raúl y el mío. Cuando colgué el teléfono pensé: si esto ha servido para que muchos (o pocos, da igual) desconecten de la rutina o de las obligaciones diarias por unos minutos compartiendo cosas agradables, bienvenidos sean los blogs.
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