Como la mayoría de los niños, mi hija no ha dado un palo al agua en estas vacaciones. Aparte de aprender mecanografía, jugar con la Nintendo, ver la tele o bañarse en la piscina no ha hecho nada más en todo el verano y, claro, ahora es más difícil conseguir que haga algo de provecho. Se me ocurrió entonces hacer un listado de tareas que debe realizar cada día valorando cada una de ellas con distintos puntos según la dificultad. Esos puntos son canjeables por un regalo, y mientras más puntos tenga mejor será el regalo. Ayer fue el primer día y se tomó este experimento con tanto entusiasmo que consiguió 21 puntos, incluso ha echado la cuenta para ver cuánto tiempo tardará en lograr el máximo de puntos, el 1.000. Esperemos que no se agote este entusiasmo....