martes, 1 de abril de 2008
Si no fuese por las madres...
Una de las cosas que admiro de mi madre es, aparte de cómo hace de comer, su habilidad para la costura. Aprendió a coser en un curso a distancia y cuando éramos pequeñas nos hacía los vestidos a mi hermana y a mí, y los hacía muy bien. Ella se desespera cuando ve que yo no tengo esa habilidad y no sé ni coser un botón, como se suele decir. Pero yo me aprovecho de esa desesperación y le llevo algunas ropas para que me las "arregle", y todos contentos. Esto es lo que he hecho ahora con unos pantalones que me estaban anchos de cintura y que yo sujetaba con un imperdible (el bajo ni les cuento cómo estaba cosido). Cuando los ha visto mi madre se ha ido asustando poco a poco y antes de que gritase me he ido corriendo de casa. Y es que, a veces, si no fuese por las madres...
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