Ayer fue un día de esos que, como se suele decir, hubiera sido mejor no levantarse. Llegué a la biblio y el ordenador no funcionaba, ni indicios de querer arrancar siquiera. Para remate, la persona que lo puede arreglar está de vacaciones hasta dentro de dos semanas. Por la tarde, en mi casa, vinieron a poner el aire acondicionado si no quiero morir derretida un día de estos. La habitación donde tengo el ordenador y mis libros, que limpié a fondo (libro por libro, estante por estante) durante el fin de semana pasado, ahora parece un paisaje nevado del polvo que han provocado al hacer los agujeros en la pared... Pero al mal tiempo, buena cara y aquí me ven, con mi portátil para poder seguir trabajando hasta que arreglen el ordenador y en mi casa, ¿se imaginan lo fresquita que voy a estar a partir de ahora?