Se suele decir que hay que andar con los pies calientes y la cabeza fría. Yo, como muchos, ando al contrario, con los pies heladitos y la cabeza más que "caldeá". Lo de la cabeza no sé si se podrá evitar pero para los pies creo que he encontrado la solución. Me he comprado unos calcetines que no pesan nada, son gordísimos, muy gustosos y, lo más importante, muy calentitos. No sé de qué están hechos pero son una maravilla. Lástima que para venir a trabajar no pueda ponérmelos porque no me caben los zapatos pero ya estoy deseando que lleguen las tres para colocarme mis nuevos calcetines...