Todas las mañanas, cuando llego a la biblioteca y está amaneciendo, oigo el canto de algunos pajarillos. Es una maravilla estar sentada en mi sitio, esperando que el ordenador arranque y escuchar, como ruido de fondo, varios pájaritos dándote los buenos días. Hoy, además de los habituales, he escuchado el bub-bub-bub característico de una abubilla. Ya hacía tiempo que no la oía y me ha hecho mucha ilusión. Incluso se me ha escapado una sonrisa. ¿Se imaginan qué lujo es venir a trabajar así?