Hoy no tengo coche para venir a trabajar así que he tenido que utilizar el
coche de san Fernando. Es casi un delito coger el coche en un pueblo donde todo está cerca y más aún cuando se tiene el trabajo a menos de tres minutos, pero cuando nos acostumbramos a él es difícil ir a cualquier sitio andando. He llegado a la biblio agotada por la falta de costumbre pero, eso sí, ya casi no necesito el café para despejarme...