Ustedes dirán que muchas de las entradas de este mi blog están dedicadas al tiempo, y no les falta razón. Pero hoy no hablaré del tiempo propiamente dicho sino de la luz. Qué maravilla levantarse, abrir la ventana y ver cómo ha amanecido del todo, o coger el coche y no tener que enceder las luces porque ya se ve de más y de sobra. Todo esto hace que, inconscientemente, vayas seleccionando otro tipo de ropa del armario, otros colores mucho más alegres como el naranja, el rosa, el amarillo, el blanco... ¿A que sí?