Tras varios años recargando mi teléfono móvil cada dos por tres y quedándome sin saldo en alguna que otra ocasión, he decidido cambiarme a contrato. Por ello me han regalado otro teléfono ultramoderno con miles de opciones que no creo que se lleguen a utilizar nunca. Lógicamente, este teléfono le ha gustado a mi hija más que a mí y se lo he cambiado por el suyo. Ahora tengo móvil "nuevo" que aún no sé manejar bien pero que por lo menos no me dejará en mitad de una conversación por falta de saldo...