Aquí, en los pueblos, aparacar el coche no es muy difícil. Casi siempre hay sitio. Así, todas las mañanas suelo aparcar en el mismo lugar que ya considero como "mío". Pero hoy no ha podido ser. Se nota que en Madrid tienen puente y que hoy es el mercadillo, y "mi sitio" (y otros muchos) estaba ocupado. He tenido que dar varias vueltas hasta que por fin he encontrado un espacio libre a 200 metros de la biblioteca. Pero no es que me haya dado
rabia tener que aparacar tan lejos sino el no poder aparacar en "mi sitio". Lo que hace ser un animal de costumbres...