martes, 23 de diciembre de 2008

Guantes sin dedos

Hace unos días, hablando por teléfono con mi amiga Belén, estuvimos comentando cómo soportábamos el frío. Coincidimos en que cuando más se notaba era trabajando, sentada y escribiendo en el ordenador, que se te quedan los dedos heladitos. Ella me dijo que se había comprado unos guantes sin dedos y que le iban muy bien. Yo, ni corta ni perezosa, la he imitado y encargué a mi tío que me comprase unos. No se pueden imaginar qué maravilla. Los guantes son negros y los usuarios se me quedan mirando con cara extraña pero ya lo dice el famoso refrán: ande yo caliente, ríase la gente...