Siempre he hecho caso a las recomendaciones y he cambiado de cepillo de dientes cada tres meses. Y siempre me compraba uno distinto, para variar. Ahora, y esta vez por recomendación médica, me he comprado un cepillo eléctrico y no se imaginan qué diferencia. Al principio se nota mucho el cambio, sobre todo por el tembleque, pero cuando te acostumbras es una maravilla. Además, no hace falta mover la mano ni la muñeca, todo lo hace el cepillo. ¿Por qué no se me ocurriría comprarme uno de estos antes?