Este fin de semana lo he pasado fuera de Azuaga. Sí, romper con la rutina de vez en cuando ayuda a empezar la semana con las fuerzas renovadas. Y si encima en esas escapadas ves cosas que te hacen sonreír, mejor que mejor. Eso es lo que pasó el sábado, que entré en el baño de un bar y no encontraba el interruptor de la luz, hasta que por fin di con él, ¿y cuál fue mi sorpresa? Pues que ese interruptor estaba más que indicado, aunque de forma un tanto rústica, eso sí. No pude controlar la risa cuando vi la indicación una vez que ya había encendido la luz porque antes, a oscuras, era un tanto difícil, y si no miren la foto...