Cada día me alegro más de haber dejado de fumar. Ya hace seis años que no toco un cigarrito y reconozco que, aunque no fumaba mucho, sí me siento mucho mejor desde que lo dejé. Se respira mejor (sobre todo los que somos alérgicos y esto nos provoca asma), se saborean los alimentos, no se cansa una al subir escaleras, no se gasta tanto dinero... Y, sobre todo, me alegro por una cosa y es porque si siguiese fumando hoy tendría que salir a la calle a hacerlo y con el frío que hace ni me lo imagino. Digo todo esto porque al entrar esta mañana en la biblio he visto a un compañero fumando en la puerta del ayuntamiento antes de empezar a trabajar. Estaba temblando e intentando esconder las manos para no pasar frío. Cuando lo he visto me he dicho a mí misma: ¡qué logro haber dejado de fumar!
2 comentarios:
Desde luego, Conchi, es una gran suerte no tener que congelarte para fumarte un cigarrillo. Yo nunca he fumado, pero admiro a la gente que, como tú, han tenido la fuerza de voluntad para dejar un hábito tan nocivo para la salud.
Raúl
Enhorabuena por tan acertada elección.
Una vez más,demostrando lo inteligente y sabia que eres.
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