viernes, 28 de noviembre de 2008

Los piercing

No sé cómo ha salido la conversación pero la señora de la limpieza me ha contado el sofocón que tiene porque su hijo, adolescente, se ha puesto un piercing en la ceja. El hijo ha estado sin salir durante tres fines de semana para ahorrar y así poder ponerse el pendientito. Para más inri, la otra señora de la limpieza le decía que eso se podía infectar, que seguro que al final se le queda la señal... Y no debe ser mentira porque mi hermana me contó no hace mucho que una paciente suya murió por una infección causada por un piercing en el ombligo. Pobrecilla. Viendo esta situación yo me imaginaba a mi hija llena de piercing por todos sitios, que parece ser que es lo que se lleva ahora. Así que he pensado, para prevenir, que esta tarde empezaré a hablar con ella sobre las desventajas de los piercing y así meterle miedo aunque, ya se sabe, como algún día se empeñe los padres creo que podemos hacer poco.

4 comentarios:

Unknown dijo...

Hola Conchi:
Yo he tenido suerte relativamente con los piercing, en mi época de adolescente empezaron a ponerse de moda y tengo cuatro agujeros en el lóbulo de una oreja, mi madre no pudo hacer nada al respecto. Hoy en día los tengo que llevar pendientes en todos porque se ve horroroso sin ellos. Me podía haber estado quietecita. Menos mal que cuando empezaron a llevarse por otras partes del cuerpo no me entró la fiebre del piercing. De todas formas, tranquila que si tu hija toma la iniciativa, aparte de prevenirla, sino te queda más remedio, llevalá a un sitio en condiciones que si están bien hechos y bien curados no pasa nada.
Suerte en tu lucha preventiva.

Beloca dijo...

Vanessa tiene razón, si no hay más remedio e insiste en ponerselo pues mejor ir con ella a un sitio especializado, aunque ver como le ponen un piercing a tu hija no debe ser agradable para nadie.
A mi siempr me han gustado los tatuajes (quería ponerme una fresita o bien un par de cerezas en el hombro o en la barriga) pero nunca he sido capaz, porque mi padre siempre me decía que eso era de guarras, de gente mala. Así que cuando fui más mayor ya se había pasado la moda. Aunque ahora me gustaría hacermelo pero siempre escucho la voz de mi padre en mi cabeza y ahora también la de mi marido que dice que no me lo ponga, así que ya sabes conmigo funcionó las desventajas.

José Manuel Ubé González dijo...

Lo de los piercing es lo de menos. Como lo es la apariencia (vestimenta, pelo...). Lo importante, como diría una célebre muchachita de cuento, está en el interior.

Uy, qué dosis de moralina me he debido tomar hoy con el café con leche.

Un abrazo, Conchi (sin piercing, en mi caso)

Anónimo dijo...

Yo la verdad, que soy alérgica a casi todos los metales. Así que los piercings como que no.
Durante más de 10 años he estado sin ponerme ni siquiera pendientes. Hasta que he descubierto que los de plata de ley, no me producen alergia.
Incluso las gafas que llevo son de titanio: material apto para los que tenemos este tipo de alergia.
En cuanto a mis alumnos, deciros que en mi centro -que es un centro concertado- no está permitido el uso del piercing; al menos cuando está de manera visible.
Así que los chavales se las ingenian para ocultarlos, aunque cuando hablan en clase y sobre todo si lo hacen en inglés se les nota a la legua que los llevan en la lengua.
Sólo de pensarlo me da escalofríos.