viernes, 26 de junio de 2009

Una detrás de otra

Ayer fue un día de esos que, como se suele decir, hubiera sido mejor no levantarse. Llegué a la biblio y el ordenador no funcionaba, ni indicios de querer arrancar siquiera. Para remate, la persona que lo puede arreglar está de vacaciones hasta dentro de dos semanas. Por la tarde, en mi casa, vinieron a poner el aire acondicionado si no quiero morir derretida un día de estos. La habitación donde tengo el ordenador y mis libros, que limpié a fondo (libro por libro, estante por estante) durante el fin de semana pasado, ahora parece un paisaje nevado del polvo que han provocado al hacer los agujeros en la pared... Pero al mal tiempo, buena cara y aquí me ven, con mi portátil para poder seguir trabajando hasta que arreglen el ordenador y en mi casa, ¿se imaginan lo fresquita que voy a estar a partir de ahora?

2 comentarios:

Amaya dijo...

Suerte que existen estos aparatos de aire acondicionado...
Yo, por fortuna, no lo necesito en casa: se está fresquito todo el verano salvo los días de terral o viento sur, que no hay quien aguante.
Pero en determinadas zonas, el aire acondicionado no es un lujo, sino una necesidad para poder sobrevivir durante el verano.
Reuerdo " el veranillo del membrillo " en el mes de Septiembre en Sevilla; hacía un calor de justicia y si no hubiera sido por el aire acondicionado, no hubiésemos sobrevivido ninguno.
Así que a disfrutar de este invento pero cuidado con el abuso, que luego vienen las alergias, los resfriados, los enfriamientos...

José Manuel Ubé González dijo...

¡qué envidia! Yo de momento no tengo presupuesto pero... ¡al año que viene cae, fijo!

Saludos frescos.