viernes, 15 de enero de 2010

Mis niños de la biblio

Desde que llegué a Azuaga hace ya 14 años (parece que fue ayer) he ido viendo cómo mis usuarios más jóvenes, mis niños, han ido creciendo, yéndose a estudiar, o incluso se han casado. Me hace mucha ilusión ver por la calle a aquellos traviesos que tantos sofocones me daban y que ahora me cuentan cómo les va la vida, dónde están trabajando... Estos son ya más mayores pero a la biblio siguen llegando otros más pequeños que también los considero mis niños y que me cuentan qué proyectos tienen o qué quieren estudiar en el futuro. Pero todo esto viene a cuento porque de esta nueva generación hay una chica que el otro día, con el mal tiempo que hacía, llegó a mi casa para decirme que le iban a hacer una entrevista en la Cadena Ser ya que había quedado finalista en un concurso de microrrelatos en el que se habían presentado más de 800 personas. Solo tiene 14 años, justo el tiempo que yo llevo aquí. Qué ilusión me hizo que fuese a casa solo a decírmelo. Me llenó de orgullo. Por supuesto, escuché el programa y su microrrelato. No pudo ganar porque competía con dos personas más que ya eran periodistas pero esto ha supuesto una bomba de oxígeno para esta niña que vive para leer y escribir. Esta es una de las ventajas de vivir en un pueblo, que puedes ver cómo estos niños van progresando y considerando a la biblioteca como un eslabón, aunque sea pequeñito, de ese progreso.

1 comentario:

Amaya dijo...

¡ Qué suerte tienes ! Es increíble poder ver la evolución de tus jóvenes lectores y el tener un contacto tan directo con tus "clientes".
Lo de vivir en un pueblo tiene algunos inconvenientes pero más ventajas, sin duda alguna, que la de vivir en los deshumanizados paisajes urbanos.
En los pueblos hay un mayor contacto con el vecino, una familiaridad que no existe en las grandes ciudades.
Yo también tuve esa suerte cuando daba clases en primaria y secundaria en el cole donde trabajo. Conocía a los chavales a los 8 años y me los reencontraba cuando ya tenían 15 o 15 años.
Era jugar con ventaja con respecto a otros profes que solo dan en secundaria. El cariño de los alumnos de primaria es inmenso. Te adoran, te admiran y eres un ídolo para ellos.
En secundaria ya no te respetan tanto ni te adoran o al menos eso intentan demostrar.
Ahora solo doy en secundaria y, a pesar de que me llevo muy bien con la mayoría de mis alumnos, no es lo mismo que cuando previamente les daba en primaria y luego volvía a darles clase en la ESO.