Hace bastante tiempo le vi a
Raúl un mapamundi colgado en la pared del pasillo de su casa y me gustó mucho. También hace tiempo que se lo comenté a mis amigas y Marta, una de ellas, se quedó con el cante. El otro día me dio la sorpresa: ¡me había comprado un mapamundi! Lo abrí con todo el cuidado del mundo y ya lo tengo colocado en la pared de la habitación donde suelo trabajar, justo a mi izquiera y a la altura de la vista. Es chulísimo y no sé qué tendrán estos mapas pero el caso es que no me canso de mirarlo...
3 comentarios:
Se me ha olvidado decirte que el comentario sobre la bola del mundo es mío: Amaya
Amaya, el comentario de la bola del mundo que me dices no ha llegado. Misterios de internet.
Besos.
Supongo, Conchi, que estos mapamundis son como una ventana por la que asomar la mirada más allá de nuestras cuatro paredes, y eso es lo que los hace tan atractivos. Yo suelo imaginar viajes a lugares remotos cuando los miro.
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