Normalmente no suelo desayunar mucho, por no decir casi nada, y menos aun recién levantada. Pero hoy he hecho una excepción. De vuelta de una prueba radiológica en el hospital, a las 10:30, me ha llegado el inconfundible olor a churros recién hechos de una churrería cercana a la casa de mis padres. No he podido resistir la tentación y he parado a comprar los tres últimos churros que quedaban. Ya hacía tiempo que no los comía y me han sentado de maravilla para empezar el día con energía (rima y todo...).
2 comentarios:
¡¡churros con chocolate!! a mi me recuerda a las meriendas en casa de mis abuelos!
Un saludo Conchi!
¡ Qué suerte! Yo ya no recuerdo el agradable sabor de los churros. Hace muchísimo tiempo que no los como; dos o tres años tal vez. Pero me imagino lo rico que debe estar una humeante taza de chocolate espesito con un churrito calentito.
Me has dado envidia y ¡ quién sabe!, a lo mejor este sábado me doy un paseo matinal para estirar las piernas y luego me tomo un chocolate con churros. Aunque no sé si mi cerebro me lo permitirá o los remordimientos tendrán más fuerza y me impedirán tal disfrute.
Saludos desde Torremolinos y besos, Conchi.
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