viernes, 22 de febrero de 2008
Historias de miedo
Me preguntan las señoras de la limpieza si nunca he tenido miedo en esta casa. Se refieren a la casa de la cultura donde, al fondo del todo, se encuentra ubicada la biblioteca. Es una casa nobiliaria, gigantesca y con muchos recovecos y escondrijos. Yo nunca he pensado si he tenido miedo o no, será porque después de tanto tiempo trabajando aquí esta es como mi segunda casa. El caso es que ellas sí me confirman que pasan miedo cuando entran por la mañana temprano, que oyen crujidos y que piensan que de cualquier sitio puede salir alguien. No he podido controlar la risa mientras ellas me dicen que no me ría, que esta casa es un misterio y algún día me puede dar un susto. Les he contado que, para susto, el que se llevó hace tiempo una señora de la limpieza también cuando al abrir la puerta de una de las salas se topó con un brazo colgando. Han gritado y todo, hasta que les he aclarado que se trataba del brazo de un maniquí que tenía la profesora de corte y confección y que el día anterior habían colocado de esa forma algunos niños que salieron de la biblioteca para asustar a esta mujer, que les reñía por comer pipas en el pasillo. Ni que decir tiene que los niños consiguieron su objetivo. En fin, seguiré esperando a que esta casa del terror me dé un sustito...
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4 comentarios:
El 22 de febrero recibiste una sorpresa en mi blog. Visítalo. (No hay dinero pero anima)
Felicidades, Conchi, por esa "nominación" a tu blog en "El hombre invisible"; por cierto lo he pasado muy bien viendo el video de Dover en la residencia de ancianos de Alcañiz. Me gusta el grupo y conozco ese pueblo desde hace muchos años, tengo alli un buen amigo, aunque ahora no vive alli.
A mí me da miedo encontrarme los larguísimos pasillos de mi centro escolar, totalmente vacíos.
Hoy mismo, tras terminar un examen cerca de las 14.00 ( porque mis dos empollonas favoritas no aprenden a resumir, sino que quieren poner todo sobre La Celestina y sobre Garcilaso de la Vega) y atender a dos padres de alumnos de mi tutoría, he optado por comer con dos compañeros en el comedor escolar.
Era extraño ver el inmenso comedor, totalmente vacío. Solo estábamos 4 profesores, 2 de mantenimiento y 6 limpiadoras.
Tras despedirme de ellos y desearles una Feliz Semana Blanca ( por fin las tan ansiadas y merecidas vacaciones)me he encaminado por el largo pasillo hacia la sala de profesores a recoger mis bártulos.
Era inusual y aterrador el sepulcral silencio - nada común a otras horas.
Parecía el corredor de la muerte. Ni un alma por el oscuro pasillo.
Más oscuro de lo habitual porque se ha chafado el día y comenzó a llover sobre las 12.30 las 13.00
(seguramente en pleno festival de la fiesta anticipada del día de Andalucía) . Hoy me ha tocado perdérmelo porque estaba vigilando el examen de 3º de Eso.
En definitiva, los pasillos del colegio sin los alumnos, es muy triste. Les falta vida, el bullicio habitual, los empujones de todos los días, los arrumacos de las parejitas de adolescentes...
Por las ventanas de las puertas de las aulas, el paisaje no es menos desalentador: las clases llenas de mesas, pero vacías de vida.
Nuestra biblioteca está ubicada en la antigua residencia de niños (huérfanos) de Huesca. Es un edificio enorme, de principios del siglo XX, como casi todos de su estilo en otras capitales. ¡Cuántos niños los ocupaban entonces! Ahora estamos en plena rehabilitación y ha surgido la sorpresa. Al picar para colocar el ascensor han descubierto en los sótanos huesos de niños. No parece un enterramiento muy "ortodoxo". Lo que no se sabe es si corresponde a la época de la residencia, a los años del cólera, o a un posible cementerio que habría junto a la iglesia adyacente al edificio. En fin, que no han parado esta semana de venir gente "extraña": policía, arqueólogos, periodistas... Y nosotros sin enterarnos de nada. Por eso notaba esa especie de presencia triste en el edificio desde que llegué hace 5 años.
Misterios sin resolver...
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