lunes, 10 de marzo de 2008

Vísteme despacio, que tengo prisa

Vísteme despacio, que tengo prisa decía algún que otro protagonista de la Historia. Bien, pues eso es lo que he tenido que hacer esta mañana que, por ser lunes, se me han pegado las sábanas y he llegado al trabajo justo a las ocho para fichar (siempre llego antes). Y basta que tengas prisa para que todo vaya más despacio: el semáforo se pone rojo justo cuando llegas a él, delante tienes a un novato o novata que va como las tortugas, cuando lo adelantas te encuentras con otro coche que va a girar a la izquierda y debe dejar paso al que viene de frente... Pero por fin he llegado y hasta en el cuartelillo, donde recojo las llaves de la biblioteca, se han sorprendido de que llegase a las ocho, ¿será posible? Así que, cuando me he sentado en mi silla, he pensado, ¿merece la pena este estrés por no llegar dos minutos tarde? Pero creo que ese es uno de mis principales defectos, la puntualidad.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Conchi.
Eres de las mias, totalmente esclava de la puntualidad. No hay cosa que más me saque de mis casillas que llegar tarde a los sitios, y sobre todo, si no es por mi culpa.
Me hace gracia leerte hoy, porque me veo identificada cuando describes esa situación de cuando se tiene prisa y parece que todo se te va presentando en contra para llegar aún más tarde. Es cierto, siempre se nos cruza el que no debe, el semáforo parece que tarda más que nunca en cambiar a verde, el "plasta" que saca a su coche a pasear cuando los demás tenemos más prisa,....... y un sinfin de cosas que parece que nunca te pasan.
Por cierto, no veo la puntualidad como un defecto Conchi, y si lo es, somos algo defectuosas.
¡Que tengas un día estupendo!
P.D. Espero que tu padre esté bien del todo.

Beloca dijo...

La puntualidad no creo que sea un defecto sino más bien una virtud y además ponerse en el lugar de la otra persona que nos está esperando.
No me gusta llegar tarde a ningún sitio, suelo llegar antes y sobre todo si sé que hay alguien con el que he quedado.
No me gusta pero muchas veces llego tarde por los motivos que habeis comentado tu y Valle y sobre todo mi principal inconveniente es mi marido, como vaya con él ya sé que llego tarde, se entretiene con una mosca, va al baño, tarda una eternidad en vestirse, se queda mirando la tele y yo dando voces y metiendole bulla y lo más gracioso que me dice al salir por la puerta como siempre corriendo después de haberle pegado ya unas cuantas voces es:
venga Belén, que siempre te tengo que esperar yo. Lo que hay que oir.

Anónimo dijo...

¡Pues ya somos tres !
Yo también soy del gremio. Diría que excesivamente puntual. Suelo llegar antes de tiempo, sobre todo si el sitio donde he quedado no lo conozco.
Cuando no conozco el emplazamiento de la cita suelo llegar con mucha antelación; ya que soy previsora y al no conocer los posibles atascos, falta de aparcamiento en el área... prefiero no apurar y siempre llego 15 o 20 minutos antes de la cita.
Soy el colmo de la puntualidad y es que - como dice Belén y Valle- se trata de respeto hacia la otra persona. No me gusta que me tengan que esperar y , la verdad, tengo bastante paciencia cuando he de esperar a amigos/as; no me suelen sacar de quicio, pese a ser unos tardones y tardonas -muchos de ellos.
Eso sí , el raro día que llego tarde por causas ajenas a mi voluntad, todo el mundo está super preocupado y yo, me agobio más, pensando que se estarán preocupando por mí e imaginándose que algo grave me ha sucedido.
En verdad creo, que deberíamos relajarnos más; tener menos prisa y ser más pacientes.Eso sí sin demorarnos tampoco demasiado.

Anónimo dijo...

Nada de estressss, Conchi. "Ante todo, mucha calma" como ponía hace años en las camisetas. Yo más bien soy como el marido de Belén, jejeje
A pesar de todo, he pasado un fin de semana un poco tenso. Luego resultó todo bien. Ayer el resultado electoral no estuvo mal del todo y el sábado mucho mejor, me presenté a un exámen para cinturón negro y aprobé, o sea que MUY BIEN.

Anónimo dijo...

A mi el estrés me entró el sábado por la noche, cuando de una manera casual, vi como elegían por televoto El baile del chiqui-chiqui, o algo así, para representar a Epaña en Eurovisión.Se me calleron los palos del sombrajo. Creí que era broma, pero nó, era cierto.
¡¡Dios nos ampare.....en Europa!!