jueves, 3 de abril de 2008

Aprendizaje del español

Mi hija tiene un compañero de clase que es algo basto (por no decir muy basto) cuando habla y siempre lo hace a voces. Una de las cosas que suele decir, por ponerles un ejemplo, es: te va a pegá un jocicazooo... Pero anoche mi hija me contó la última frase que había dicho esta criatura, y no tiene desperdicio. Por lo visto otro compañero se estaba metiendo con él y nuestro personaje saltó diciendo: ¿A que te jinco undeontolojo? Creo que traducido podría quedar así: ¿A que te hinco un dedo en todo el ojo? Todavía me estoy riendo. Menos mal que no hay ningún extranjero aprendiendo español en la clase de mi hija...

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Durante mi estancia en Inglaterra durante un curso, estuve enseñando español a los ingleses en la universidad de Wolverhampton. La verdad que me lo pasé genial con las anécdotas que los alumnos me contaban sobre las situaciones cómicas por ellos vividas in Spain.
No se toparon con ningún cazurro como el que tú señalas, pero vivieron experiencias singulares.
Una de mis alumnas de 4º curso relataba el mal rato que se llevó, nada más llegar a su nuevo hogar en Barcelona. Se alojaba en casa de un matrimonio con 2 hijos y, nada más empezar a deshacer las maletas tuvo su primer problema con los cajones de la cómoda de su dormitorio; así que se dirigió al Sr. de la casa y le espetó:
"Tengo un problema:no sé cómo se abren los cojones".
Otra curiosidad de nuestro idioma y sobre el que hacía hincapié era la diferencia entre : "estar hecho polvo", " echar un polvo" y "limpiar el polvo ".
La verdad es que me lo pasaba genial contándoles las pequeñas diferencias que hacían que una palabra resultase apropiada en una situación o totalmente indecorosa.
Y es que el aprendizaje de cualquier idioma es muy complicado
y requiere de mucha precisión fonética y fonológica.

José Manuel Ubé González dijo...

"undeontolojo" casi suena a término filosófico tipo "ontológico" o "gnoseológico"...


Lo malo es que a los 18, 25, 33... hablarán igual o peor.

Anónimo dijo...

Lo que cuenta Amaya me recuerda un libro muy gracioso también que leí hace unos años sobre ese mismo tema: La tesis de Nancy, de R. J. Sender. Había momentos en que no paraba de reir con los malentendidos de Nancy con nuestro idioma y sus "profesores" andaluces.
Abrazos para todos.