Anoche me di cuenta de que había perdido una pulsera que siempre llevo puesta. Me la regalaron por mi 40 cumpleaños mis compañeros de la Fundación Alonso Quijano, Belén, Raúl y Salva. La busqué por todos sitios pero no la encontré. Qué disgusto. Y el problema es que no sabía cuándo la había perdido, si había sido por la mañana en la biblioteca, en la cafetería, por la calle, en el coche... El caso es que en mi casa no estaba. He dormido hasta mal y todo deseando llegar a la biblioteca para buscarla aunque sabía que sería difícil encontrarla en un lugar que pisa tanta gente. Pero cuando me he levantado y he ido al baño la he visto allí, rebujadita en el suelo tras el inodoro. No se pueden imaginar qué alivio me ha entrado, qué descanso. Me ha alegrado el día entero porque ha sido como si me la regalasen de nuevo.
1 comentario:
Enhorabuena por haber encontrado ese pequeño tesoro. Y es que un regalo dado con cariño se adora.
A mí me ocurrió algo parecido con un bonito reloj que me regalon en un cumpleaños: tenía veintipocos años, pero entraron en casa y se llevaron el "valioso" reloj; valioso más por el valor sentimental que por lo que había costado: unos 10.000 pesetas de hace 20 años.
Pero era un reloj de cuero marrón al que le tenía mucho cariño, ya que me lo regalaron 2 grandes amigos de la juventud: Manolo y Juanjo.
Tu comentario me ha traido el recuerdo de la pena que me dio el que el reloj me fuera sustraido del salón.
Tú has tenido más suerte que yo, así que a disfrutar de la pulsera y que no vuelva a extraviarse.
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