miércoles, 29 de octubre de 2008

Uñas pintadas

Cada día me sorprendo más de lo diferente que es mi hija a mí. No parezco su madre. Le gutan miles de cosas que a mí no me han llamado la atención en mi vida, y viceversa. Una de las cosas que le apasionan desde bien pequeña es maquillarse. Me acuerdo cuando todavía no sabía casi ni hablar bien que en alguna droguería me preguntaba si no me gustaba pintarme los labios cuando su idea era que comprase una barrita de labios para ella. Ahora se compra pintauñas de color negro, blanco, rosa, transparente... Y cada día se pinta las uñas de un color. Ayer me dijo que quería pintármelas a mí y por no negarme me dejé. Por supuesto, de color transparente. No me imagino con las uñas de rojo chillón o negras. Hoy, la vista se me va a ellas, sobre todo por el brillo, que para mí llama mucho la atención. Esta tarde le pediré a mi hija que me haga una de sus manicuras para cambiarme de color, a ver si con otro me veo mejor.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Eso nos ha pasado siempre a mi hermana y a mi. Yo desde muy pequeña he sido muy coqueta y mi hermana todo lo contrario, la maquillo yo cuando tenemos alguna celebración. Y lo de pintarme las uñas siempre me ha gustado mucho, de hecho yo me veo rara cuando las llevo sin pintar. Conchi veo que al final te va a gustar el arte de la manicura.

Anónimo dijo...

Pues yo la manicura me la hago a diario; ya me entendéis: me como las uñas.
Pocas veces me las pinto -apenas tengo uña. Y cuando lo hago, el color elegido es el transparente.
La verdad que cuando me las dejo algo largas ( es un decir) y con brillito, me gusta.
Aunque os parezca mentira, los que me conocéis, yo de pequeña era supercoqueta: me encantaban los bolsitos, las felpas, ganchitos, pinturitas, etc. Tal vez influencia de mi madre que solía arreglarse aunque de manera discreta. Pero yo, desde mi adolescencia, apenas me arreglo y cuando lo hago, paso una verguenza enorme porque muchas veces no me reconocen y lo paso fatal. Ya sabéis, me convierto en el centro de atención de bodas, reuniones o banquetes importantes y resto protagonismo al personaje central en cuestión. Y no es broma.
Cuando me han maquillado y me he arreglado, me he sorprendido a mí misma y he sorprendido a los demás.
... Y es que en el fondo una es muy tímida y quiere pasar desapercibida. Así que "viva la anarquía con el maquilaje y las pinturitas". Tú me entiendes Conchi.