lunes, 3 de noviembre de 2008

Mi nuevo cepillo de dientes

Siempre he hecho caso a las recomendaciones y he cambiado de cepillo de dientes cada tres meses. Y siempre me compraba uno distinto, para variar. Ahora, y esta vez por recomendación médica, me he comprado un cepillo eléctrico y no se imaginan qué diferencia. Al principio se nota mucho el cambio, sobre todo por el tembleque, pero cuando te acostumbras es una maravilla. Además, no hace falta mover la mano ni la muñeca, todo lo hace el cepillo. ¿Por qué no se me ocurriría comprarme uno de estos antes?

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo llevo años pensando cómo será eso de utilizar un cepillo eléctrico, pero nada, no me animo a probarlo.Las "tecnologías" no están hechas para mí. Y eso que cada vez estoy más al día con los inventos "tecnológicos".

Beloca dijo...

Hola, cuanto tiempo sin escribir nada por aqui. Ahora tengo mucho trabajo en la Fundación y la verdad siempre lo dejo para después y el después nunca llega. Hoy tengo el mismo trabajo pero he decidido escribir ya que el tema me ha llamado a ello.
Yo me compré un cepillo eléctrico con toda mi ilusión y no me gustó nada. Tenía el cabezal muy pequeñito y las cerdas muy blanditas y yo veía que aquello era muy lento, supongo que las cosas baratas salen caras al final. Así que acabó en la basura.
Ahora ha salido una nueva generación más potente y estoy pensando en comprarme uno y al leer el comentario de Conchi creo que ya me he decidido a volver a intentarlo.
Amaya anímate, seguro que al final te gusta, la verdad es que deja una suavidad en los dientes que es genial.
(yo soy de las que llevan un cepillo de dientes en el bolso así que no te digo más)

Anónimo dijo...

Vale, me habeis convencido de lo ventajoso que resulta un cepillo eléctrico. Seguiré vuestras recomendaciones e igual mañana mismo me compro uno.
Venga Amaya, anímate tu también.
Belén me gustó tu cepillo de dientes que llevas en el bolso, pero ¿realmente es un cepillo?
Besitos.

Beloca dijo...

si, es un cepillito, aunque parezca otra cosa. Lo compré en un servicio de un bar. Cuando vi la maquina pensé que eran tamponex o preservativos pero luego vi que eran cepillos de dientes con un tubito (bueno una muestra de tubido de dentrífico). El otro día en el seminario lo usé, lo malo es que cuando se me acabe la pasta de dientes no voy a encontrar otra tan tan minúscula. Cuando me compre el electrico lo voy a echar en el bolso. Jajaja