Anoche mi hija y yo estuvimos dando una vuelta por el pueblo con el coche. Ella quería que diéramos ese paseo. Para no ir de una calle a otra sin ton ni son nos propusimos buscar alguna argolla de las que antes había en las aceras para atar a los burros. Argollas no encontramos ni una pero con esa excusa recorrimos casi todo el pueblo y, lo más importante, hablamos mucho y de muchos temas. Creo que estos paseos son un buen pretexto que repetiré a menudo para hablar de forma distendida con mi hija.
4 comentarios:
Cualquier excusa es buena, Conchi, para que una madre pueda hablar de manera distendida con su hija preadolescente. Como decía Carmen Martín Gaite: "Hablar siempre sirve".
Qué bueno Conchi, me parece genial todo el esfuerzo que haces y como agudizas el ingenio para hablar con tu hija y compatir buenos momentos.
Espero que tu hija lo valore y si no lo hace ahora seguro que atesora esos momento en su mente y en su corazón y los recordareis con cariño cuando sea mayor, al igual que tu por ejemplo tu con tu padre desayunas los sábados creo que era en el bar.´
Besos a las dos
Encontraras las argollas en la calle Jabonería, que es la calle donde estaba antiguamente la maternidad.
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