Con este título no me refiero a que haya venido a trabajar con un sol radiante. Todavía está amaneciendo como quien dice y, aunque en estos últimos días sí tenemos sol, de lo que quiero hablar es de la película con ese título. Hace años que la vi y me impactó. En la biblioteca tenemos el libro de Patricia Highsmith que se titula igual y que suelo recomendar a mucha gente. Pues bien, después de tantos años ahora me van a pasar esa película y la podré ver de nuevo. Me ha hecho mucha ilusión y espero que esta segunda vez me impacte tanto como la primera, aunque sepa el final...
2 comentarios:
Buenos días Conchi. Como siempre, descubriendo la importancia de las cosas cotidianas gacias a ti. Creo que a los que visitamos tu blog, en mayor o menor medida, nos has abierto un poco los ojos, o nos has abierto los ojos del corazón que son con los que tu miras todo lo que te rodea. No he visto esta película ni tengo idea de su argumento, no obstante la buscaré para verla.En cuanto a verla por segunda vez...no se, mi experiencia con las repeticiones suele ser la misma, la segunda vez el impacto resulta excesivamente amortiguado. Un abrazo. P.D: Gracias, de nuevo, por tu comentario sobre mi blog, un par de amigos tuyos se han dado una vuelta por él, cosa que agradezco.
No he leido el libro ni he visto la película, la buscaré en el cinetube para verla.
Las segundas partes no son buenas dice el dicho, pero algunas veces es al contrario. Por ejemplo en libros o películas coges datos o te das cuenta de cosas que la primera vez no percibiste.
Aunque el primer beso es inolvidable, el segundo ya no tiene uno el pánico inicial y disfruta mucho más. (bueno y el segundo lo otro no hace falta que lo comente)
Cuando te dan una segunda oportunidad te lo tomas con más ganas para no desaprovecharla.
El segundo desayuno en la Fundación también es mejor que el primero.
En fin que brindo por las segundas veces, porque sino todo sería la primera vez.
Publicar un comentario