Todos los domingos compro el periódico regional que viene acompañado del XL Semanal. Esta revista me gusta mucho y siempre estoy deseando leerla pero, eso sí, empiezo por el final, es una costumbre. Durante el domingo no me da tiempo a verla entera y voy leyendo artículos sueltos toda la semana. Es como una dosis que dura hasta la semana siguiente. Y hablando de revistas, hace unos días fui al dentista y cuál fue mi sorpresa que en la mesa de la sala de espera había unas veinte publicaciones diferentes (de moda, coches, jardines, decoración...) y ¡actualizadas! Me llamó la atención que no fuesen revistas médicas del año catapún como suele haber en otras consultas. Lástima que, además de tener revistas variadas y actualizadas, también son muy puntuales a la hora de llamar a los pacientes para que pasen a consulta y no me dio mucho tiempo de hojear lo que me gustaba. Ahí sí que hubiese preferido que me llamasen media hora después de lo previsto...
lunes, 30 de noviembre de 2009
miércoles, 18 de noviembre de 2009
Navegador GPS
El otro día compré un navegador GPS para el coche. El anterior ya murió hace unos meses. El nuevo es más sencillo y los mapas son mucho más simples, aunque eso sería lo de menos. También es más pequeñito y manejable que su antecesor. Pero no crean que por ser más simple, pequeño y manejable no es un chivato. Sí, hace algo que el anterior navegador no hacía y es que cuando te pasas un poco de la velocidad permitida ya te está llamando la atención, justo con esa palabra, ¡atención! Al principio no sabía a qué se refería cuando lo escuchaba hasta que me di cuenta de que aparecía un símbolo de peligro en la pantalla junto a una señal pequeñita que indica la velocidad. Y lo malo es que si no aminoras un poco te sigue llamando la atención, así que solo por no escucharlo más levantas el pie del acelerador y sanseacabó. Desde luego que es un buen método para reducir la velocidad, y es que te entra un remordimiento cuando escuchas eso de ¡atención!...
viernes, 13 de noviembre de 2009
Comprensión lectora no sé, pero imaginación...
Me cuenta mi hija que en el examen de lengua la profesora puso varias palabras para que los alumnos formasen frases con ellas. Técnica muy curiosa que obliga a buscar los términos que no se conocen mientras se está estudiando un tema. Una de esas palabras era afiliación y, desde luego, muchos niños no tendrán el hábito de mirar en el diccionario pero sí tienen imaginación para no dejar la pregunta en blanco. La contestación de una de las niñas ha sido: Afiliación es una palabra que dimos ayer en la clase de lengua. Y tan pancha que se quedó. A mí me pasa eso y creo que de la risa no podría ni llamarle la atención. Por supuesto, la profesora de lengua dijo que esta vez no colaba...
martes, 10 de noviembre de 2009
No todo es tecnología
Aún le estoy dando vueltas a lo que ocurrió ayer en la biblio. Todos los bibliotecarios habremos notado que de un tiempo a esta parte el número de usuarios que consulta obras de referencia impresas ha descendido muchísimo. De hecho, muchas enciclopedias y diccionarios casi han pasado a ser adornos de la época del Pleistoceno en las estanterías. Todo está en internet... Y cuando aconsejas a los más jóvenes utilizar un diccionario te miran con cara de sorpresa, como si fueses de la Edad de Piedra. Pero ayer la sorpresa fue para mí. Una chica venía buscando diccionarios o enciclopedias donde pudiera encontrar definiciones de términos de biología para hacer un trabajo. Yo, "adaptada" ya a las nuevas generaciones a las que hoy llaman nativos digitales le dije que buscase en internet, pero no, la chica quería libros impresos porque su profesor le había dicho que lo valoraría más. Quién será este hombre, extraño entre muchos y que me hizo revivir aquellos tiempos en los que se ayudaba a buscar y rebuscar entre las obras de consulta...
miércoles, 4 de noviembre de 2009
Imanes para el frigorífico
Desde hace un tiempo entre las amigas solemos regalarnos imanes para el frigorífico cada vez que vamos de viaje a algún sitio. Yo tenía muy pocos, solo algunos que otras amigas como Valle o mi prima María Luisa me trejeron de Israel o Irlanda. El problema es que el frigorífico está panelado y los imanes los coloco en el horno. Como ya van siendo cada vez más numerosos, cuando pongo el horno para hacer una pizza como fue el caso de ayer por la noche, debo quitar algunos por miedo a que se caigan y se rompan. Encima, como son tan coloridos, dar con el botón para bajar o subir la temperatura muchas veces lleva su tiempo al quedar casi camuflado entre tanto imán. No sé quién inventaría estos recuerdos pero yo les aseguro que, en mi caso, cada vez que utilizo el horno me acuerdo de cada persona que me ha hecho ese regalo. Creo que es uno de los mejores inventos para acordarse de la gente.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)