El post de hoy no es que sea una verdadera chispa, pero en cierto modo sí. ¿Alguna mañana no se han sentido aliviados cuando han despertado tras un mal sueño? Pues eso es lo que me ha pasado hoy a mí. Estaba soñando que había aparcado el coche en el campus universitario de Badajoz porque quería hablar con un profesor (que no tengo ni idea de quién es) para encargarle un artículo para Mi Biblioteca. Cuando entré en no sé qué facultad me encontré con un grupo de actores que estaban ensayando una obra de teatro. Yo les preguntaba por el despacho del profesor pero no me hacían ni caso, era como si no me viesen. Por fin encontré ese despacho y hablé con el profesor, que se enrollaba muchísimo y yo me puse nerviosa porque se me hacía tarde y debía volver a Madrid, que era donde vivía según este sueño. Cuando salí del despacho a toda prisa no encontraba mi coche por ningún sitio, no me acordaba de dónde lo había dejado. Para colmo me topé con una vuelta ciclista y por poco no me atropellan... En fin, que pocas veces me he alegrado tanto de que suene el despertador como esta mañana.
2 comentarios:
Si Frued visitara tu blog, seguro que hacía una radiografía de tu inconsciente a través de este sueño.
Eso de no encontrar el coche me ha sucedido en más de un sueño y entiendo tu angustia. Lo de buscar a alguien que no conoces es muy significativo de personas inquietas como intuyo que eres. Lo del pelotón de ciclistas colma el sueño de manera olímpica. ¡Qué alivio, despertar en mitad de la carrera!.
Que el día te sea propicio.
¡Gran alivio el haber madrugado !
Espero que esta noche concilies bien el sueño y que sueñes con angelitos y cosas bonitas. Ya sabes, nada de cenas copiosas ni mucho alcohol para dormir bien.
Yo casi nunca tengo pesadillas y casi nunca me acuerdo de lo que sueño.
A veces, a mitad de la noche me he despertado y he pensado mañana tengo que contarle a mis amigas lo que he soñado; pero nada, a la mañana siguiente no consigo acordarme ni de qué trataba el sueño de la noche.
Eso sí, recuerdo una mañana de hace ya más de 12 años que mi madre se despertó con una sonrisa de oreja a oreja y me comentó que estaba feliz pero molida.
YO no entendía esa afirmación y riéndose me contó su sueño: se había pasado toda la noche recogiendo billetes de 1.000 pesetas que llovían del cielo. Y estaba contenta pero hecha polvo de tanto recoger billetes.
Espero que en tu próximo sueño te lo pases mejor y que al menos, no sea tan angustioso como el de anoche.
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