Las 8 de la mañana no son horas de llamar a nadie por teléfono, y mucho menos a un particular. Pero esta mañana no me lo he pensado y he llamado a una casa. Sí, cuando he llegado a la biblioteca me he encontrado un móvil muy chulo y, cómo no, he buscado en la agenda la palabra casa (que la mayoría de los moviladictos tenemos en nuestro teléfono) y ni corta ni perezosa he llamado para que no busquen más. Sé que he despertado al dueño de la casa porque se lo he notado en la voz y en lo que ha tardado en coger el teléfono, pero no tengo ningún remordimiento porque seguro que no todos los días se despierta con noticias como esta, encontrar un objeto perdido...
4 comentarios:
La verdad es que cuando suena el teléfono a horas intempestivas lo primero que uno piensa es ¿Qué habrá pasado? No suelen ser noticias agradables. Así que el pobre hombre habrá cogido el teléfono un poco temeroso de la noticia y en cambio se encuentra que ha aparecido su teléfono (o el de alguien de su casa) Así que hoy ha empezado bien el día y también tu haciendo la buena obra del día (como la que hacían todos los días los Zipi y Zape).
Lo que muchos han perdido es el sentido común, pero ese es imposible encontrarlo. No hay más que ver cualquier telediario para entenderlo.
Ojalá hubiera hecho lo mismo la persona que se encontró mi móvil cuando lo perdí en un teatro hace un año y pico. Me tuve que comprar otro.
Raúl.
Si todos hicieran acciones como la tuya, el mundo iría mejor.
A mí me sorprendió gratamente, que en el colegio inglés -con el que hacemos el intercambio- existiera un departamento de objetos perdidos. Y que uno de mis alumnos ( hace varios años) recuperara una mochila con su pasaporte y su cámara de fotos digital.
La verdad que cosas así son dignas de ser comentadas. De hecho suelen ser noticia por lo insólito de la generosidad de algunos individuos: vigilantes, taxistas que devuelven carteras con dinero... Lo normal que debiera hacerse parece anormal. Y de hecho se escuchan comentarios jocosos del tipo : ¡Anda que yo iba a devolver el maletín con el dinero!, ¡ El dinero no tiene nombre! ...
Aún existen hombres de buena voluntad, generosos con el prójimo.
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