lunes, 31 de marzo de 2008
Los peligros de la ESO
Esta mañana una de las señoras de la limpieza me ha contado que tiene castigado a su hijo porque le han quedado cuatro asignaturas. Este niño está estudiando segundo de bachillerato y siempre ha sido muy listo. El castigo consiste en quitarle el móvil, la moto y el ordenador, es decir, las cosas que más daño le hacen. Su madre estaba casi llorando porque, como todas las madres, quiere lo mejor para su hijo y ve que desde que entró en la ESO se le está yendo de las manos. Y todo esto justo hoy, que voy a recoger un certificado de empadronamiento de mi hija para adjuntarlo a la documentación que se necesita para entrar en el instituto el próximo curso. Parece que ha sido una señal para que me dé cuenta de que desde el primer minuto debo estar alerta y haciendo todo lo posible para que ese cambio no le afecte aunque, claro, la adolescencia no hay quien la evite...
domingo, 30 de marzo de 2008
Nueva hora
Ayer me levanté a las tantas y casi me entró remordimiento de conciencia porque ya estamos cerrando el próximo número de la revista y el anuario. Así que hoy me había propuesto levantarme un poco más temprano para compensar lo de ayer y, mira por donde, veo en el reloj del ordenador que ya eran más de las 10.30... No me acordaba de que hoy se cambiaba la hora así que es como si me hubiese levantado una hora más tarde, y encima sin aprovecharla ni durmiendo ni trabajando. Pero bueno, no voy a perder más tiempo y me pondré a trabajar con la ilusión de que pronto tendremos otro número de Mi Biblioteca y, por fin, el anuario de bibliotecas, que viéndolo ya terminado es una maravilla. No tengo abuela, ¿verdad?
viernes, 28 de marzo de 2008
¿Qué hay dentro de los libros?
Pronto se celebrará el Día del Libro y una de las cosas que haremos desde la biblioteca para celebrarlo será una exposición sobre la historia del libro. Aparte de paneles explicando esa historia también colocaremos libros antiguos o curiosos que tengamos no sólo en la biblioteca sino a nivel particular. Siempre me ha gustado rebuscar entre las estanterías y sacar libros del año catapum (de aquellos del Servicio Nacional de Lectura) y ojearlos, olerlos, ver los dibujos de la contracubierta y la guarda... Pero desde hace algún tiempo también me llaman la atención la cantidad de cosas que la gente se ha ido dejando entre las hojas de estos libros: recordatorios de Primera Comunión, recortes de periódicos, octavillas con publicidad de alguna película de estreno... Así que ahora que tengo que desempolvar la mayoría de estos libros para la exposición aprovecharé para curiosear lo que puede haber dentro de cada uno y, a lo mejor, hasta podría escribir un artículo en Mi Biblioteca sobre lo que uno se puede encontrar dentro de esos libros que han pasado por tantas y tantas manos...
jueves, 27 de marzo de 2008
Depender de los ordenadores
Hoy escribo algo más tarde porque no he tenido internet. He esperado un rato para ver si alguien de la casa de la cultura llamaba al informático porque siempre soy yo la que lo hace y ya parezco su pesadilla. Pero nada, nadie lo ha llamado. He tenido que ser yo la que avise a este chico de que, como casi todos los días, hoy no funciona internet. He pensado entonces en lo bien que se tiene que vivir yendo a trabajar un día tras otro sin necesidad de conectarse a internet, sin ese desasosiego que produce contemplar la pantallita que te dice que "No se puede mostrar página", sin tener que pensar si ese día funcionará o no el ordenador... Y el caso es que cuando yo vine a trabajar aquí no tenía ni ordenador, ni teléfono ni nada. ¿Cómo podía sobrivivir entonces?...
miércoles, 26 de marzo de 2008
Voluntad, disciplina, motivación
Creo que ya he dejado claro varias veces en este blog que siempre me ha gustado levantarme tarde, no tener que poner el despertador, saber que no hay ningún motivo para madrugar, etc. Todo lo contrario a mi familia, que se levanta de un salto a cualquier hora. Digo esto porque mi amigo Raúl "ha cambiado de vida" y ahora se levanta muy temprano (a las 6 h. ya está trabajando) para terminar el libro que está escribiendo. Me dice esta mañana que se levantará temprano incluso los fines de semana. Uffff... Casi me ha dado pena y todo. Creo que yo no podría tener esa fuerza de voluntad o esa disciplina. Claro que, por ahora, tampoco tengo una razón, una meta o una motivación con tanto peso como la de Raúl como para convertirme en madrugadora...
martes, 25 de marzo de 2008
Mi vuelta de vacaciones
Ya he vuelto de las merecidas y necesarias vacaciones (aunque hoy, en Azuaga, solo se trabajan cuatro horitas, para no estresarnos mucho tras las fiestas). La verdad es que cada tres meses deberíamos tener cuatro días de vacaciones, así vendríamos con las pilas cargadas cada cierto tiempo. Y eso que he de decir que cuando estás fuera se está muy bien, se descansa y se desconecta bastante, se duerme más, se come mucho... Pero cuando se vuelve de un viaje se piensa: por fin mi sofá, mi calefacción (¡qué frío hace en el norte!), mi tele, mi mesa, mi caaaaaaaaaaasa...
miércoles, 19 de marzo de 2008
Merecidas vacaciones
Hoy es el último día de trabajo para muchos y por fin comienzan las necesarias y merecidas vacaciones. Aquí, en Azuaga, también es fiesta el lunes así que tenemos cinco días por delante sin horarios y sin estrés. La verdad es que debería quedarme en casa y poner orden en algunas cosas que se van acumulando día tras día o hacer algún que otro arreglo. Pero no. Saldré de Azuaga y, como todos, intentaré descansar, dormir, pasear, leer...
martes, 18 de marzo de 2008
Mi ordenador enfermo
El tema de hoy no es que sea una chispa de la mañana, desde luego que no. Resulta que el ordenador de mi casa lleva unos días haciendo cosas raras como, por ejemplo, no responder a algunas órdenes, no cerrarse correctamente, aparecen miles de páginas de publicidad con tan solo tener abierto el correo electrónico... Esta mañana le he preguntado al informático del ayuntamiento qué problema puede tener con solo dos años y me ha contestado que eso son virus, que hay que formatearlo entero. Me he quedado de piedra. Sólo he pensado en el anuario, en la revista, en los correos electrónicos..., en todo lo que tengo ahí. Pero como hay que ser positivo (para nada sirve lamentarse) me he hecho a la idea de que cuando lo formatee va a ser como si me comprase un ordenador nuevo, que seguro que irá más rápido y con programas más modernos. Por supuesto, esta tarde comenzaré a hacer copias de seguridad de todos los archivos...
lunes, 17 de marzo de 2008
Apuntógrafos
Los bibliotecarios sabemos muy bien quiénes son los apuntógrafos. Se trata de grupos de jóvenes universitarios que acuden a la biblioteca, sobre todo en vacaciones, con sus apuntes, folios de papel reciclado para escribir en sucio, rotuladores fluorescentes de todos los colores y modelos, y ya hasta con el ordenador portátil. La biblioteca se llena y tú debes tener cuidado con ni siquiera estornudar, porque se desconcentran. Pero eso sí, que no les llamen al móvil porque salen escaleras arriba a toda velocidad haciendo el ruido que sea necesario, o que no venga el colega de turno a saludar porque, tío, cuánto tiempo sin verse... Hoy comienza a llegar esta juventud a ocupar mesas y sillas y lo primero que se encuentran es una bibliotecaria carroza de 40 años, así que ¿para qué dar los buenos días? Pues no, mire usted. Lo primero que pregunto a este personal cuando entran "sin verme" es si es que no abulto. Ellos se sorprenden y al final sonríen entendiendo que lo que quiero es que me den los buenos días. Y me los dan. Luego les digo que ese trasiego que se traen de salir a fumar el cigarrito, entrar, salir otra vez para tomar café, entrar, volver a salir para echar el ratito con el amigo, entrar de nuevo... No, no, no, señores. Ustedes entran ya desayunados, con el cigarro fumado y los amigos más que saludados. Así que hasta hora y media después no se vuelve a salir para descansar. Esto es lo que hago, un cuadrante de entradas y salidas y, ¿saben?, los apuntógrafos lo agradecen, me dan los buenos días y hasta me piden que les controle, ¿qué les parece?
domingo, 16 de marzo de 2008
Un bulto negro
Anoche mi hija actuó en una obra de teatro titulada Un bulto negro. Ella hacía de mexicana, testigo de un robo de cerdos. Era una obra muy graciosa y el público se rió muchísimo. Me sorprendió verla actuando porque nunca me imaginaba que con su timidez fuera capaz de ponerse ante un montón de gente en un escenario y hablar sin un solo titubeo, y con tanta tranquilidad... Creo que yo no podría hacer eso nunca por lo que admiro que ella, con once años, sí lo haya hecho y, encima, esté esta mañana tan feliz y tan contenta por su actuación deseando volver a repetir la experiencia.
viernes, 14 de marzo de 2008
Regalo de cumpleaños
Mi hermana, que es enfermera, está haciendo un curso larguísimo de diabetes y no sólo está aprendiendo ella sino que también nos da charlas y sermones a toda la familia sobre los peligros de la obesidad: que si hay que andar por lo menos 40 minutos al día, que si hay que beber mucha agua, que si no se deben comer muchas grasas... Pues bien, como yo tengo un marido más bien rellenete, quien le da el sermón soy yo. Ayer, por fin, lo convencí para que fuéramos a dar un paseo y así haría ejercicio, pero no se me ocurrió otra cosa que llevarlo por un camino con un montón de cuestas. Creí que mi marido no llegaba a casa. Incluso quería que yo fuese a por el coche y lo recogiera a mitad de camino. Hoy es su cumpleaños y como regalo le daré otro sermón sobre salud para que sienta cierto cargo de conciencia por sus michelincillos y así conseguir que hoy demos otro largo paseo... Qué mala soy ¿verdad?
jueves, 13 de marzo de 2008
Internet en la biblio
Hace más de un año que instalaron en la biblioteca cuatro ordenadores con acceso a internet para uso público. Estos ordenadores han supuesto la felicidad de los jóvenes y los niños que, como todo está en "el intené", ya no se esfuerzan en buscar en las enciclopedias, diccionarios, atlas, etc., obras estas que a ojos de la juventud pertencen al Pleistoceno. Pero no sólo los jóvenes vieron el cielo abierto con los ordenadores. Los más mayores, ya adultos, también vienen a pasar horas y horas delante de la pantalla y no exactamente para consultar el correo o buscar información para algún trabajo. Yo, al igual que otros usuarios, puedo ver lo que están mirando porque los ordenadores los tengo a mi derecha y no a mucha distancia, pero ellos no se cortan (que conste que a mí me da igual lo que hagan pero me siento molesta por el resto de usuarios que sí están algo incómodos). Por supuesto que si hubiera niños delante ya les habría llamado la atención pero como son muy listos sólo vienen por las mañanas, que no hay niños. Esta es una especie de lacra que tengo con estas personas a las que no sé si decirles algo o no, o cómo decirles que los ordenadores no están para eso, y que nos les siente mal o me digan que para eso la biblioteca es pública... ¿Alguna sugerencia?
miércoles, 12 de marzo de 2008
El vicio de coleccionar
Esta mañana he abierto el correo y me he encontrado con un mensaje de El hombre invisible, o señor Ubé. Me dice que le han gustado unas fotos que le envié ayer (de hecho las ha puesto en su blog) con nombres curiosos de algunas calles o pueblos de España para alimentar su colección de topónimos. La verdad es que me ha hecho ilusión que le hayan gustado, será porque yo también colecciono un montón de cosas, aparte de sellos, como ya saben. Pero que conste que las cosas que guardo no son caras, ¿eh? Son marcapáginas, posavasos, calendarios pequeñitos, décimos de lotería (no premiados, claro), botellas de cristal... Creo que ya es casi un vicio esto de ir reuniendo cosas a lo largo de toda una vida. Espero que cuando sea más mayor no sufra algo parecido a ese síndrome de Diógenes...
martes, 11 de marzo de 2008
Mi cafetera y yo
Alguna vez habré comentado que sin café no soy persona, así que todos las tardes me tomo mi café con una galletita. Ese café lo hago en una cafetera de dos tazas que ya tiene muchos años y a la que le tengo mucho cariño. Pues bien, de tanto darle golpes al embudito para tirar los restos del café se me ha abollado y cada vez que hacía un café nuevo se salía el agua por los bordes de la cafetera. Busqué durante unos dos meses un embudito nuevo y en las tiendas me decían que esa cafetera no existía (¿?). Por fin lo encontré en Ayamonte, nada más y nada menos. Qué contenta. Probé con mi nuevo embudo contemplando con los codos apoyados en la encimera cómo salía mi cafetito, pero la cafetera seguía perdiendo agua. Pensé que era la gomita que lleva junto al filtro, y le compré varias nuevas. Mi gozo en un pozo, también perdía agua. Ayer le compré un filtro nuevo, ya desesperada, y lo coloqué con la gomita y el embudito, cerré la cafetera con el mayor mimo posible y, ¿saben?, sigue perdiendo agua. Al final me tendré que comprar una cafetera nueva y desechar la que tengo, y es que no hay otra cosa peor que encariñarse con estas cosas...
lunes, 10 de marzo de 2008
Vísteme despacio, que tengo prisa
Vísteme despacio, que tengo prisa decía algún que otro protagonista de la Historia. Bien, pues eso es lo que he tenido que hacer esta mañana que, por ser lunes, se me han pegado las sábanas y he llegado al trabajo justo a las ocho para fichar (siempre llego antes). Y basta que tengas prisa para que todo vaya más despacio: el semáforo se pone rojo justo cuando llegas a él, delante tienes a un novato o novata que va como las tortugas, cuando lo adelantas te encuentras con otro coche que va a girar a la izquierda y debe dejar paso al que viene de frente... Pero por fin he llegado y hasta en el cuartelillo, donde recojo las llaves de la biblioteca, se han sorprendido de que llegase a las ocho, ¿será posible? Así que, cuando me he sentado en mi silla, he pensado, ¿merece la pena este estrés por no llegar dos minutos tarde? Pero creo que ese es uno de mis principales defectos, la puntualidad.
domingo, 9 de marzo de 2008
Día de elecciones
Por fin llegó del día 9 de marzo y no lo digo porque esté deseando ver quién gana las elecciones o saber si uno llegará a tener más escaños o menos que el otro en comparación con el 2004. Tampoco lo digo porque esté nerviosa para ir a votar (no tengo ninguna prisa, ya lo haré esta tarde). Si quería que llegase este día es porque por fin ya se terminaron lo mítines, los spots publicitarios de un partido o de otro, los debates cara a cara... Y, por supuesto, me gusta el día de hoy porque siempre que hay elecciones me divierte escuchar las anécdotas que ocurren en los colegios electorales: una señora que aparece en el censo como fallecida, un señor que lleva la fotocopia del DNI para no perderlo, una mujer embarazada que rompe aguas justo cuando va a votar... Veremos cuales han sido las anécdotas de hoy.
viernes, 7 de marzo de 2008
Detectives privados
Muchos pueden pensar que el trabajo de un bibliotecario en un pueblo es rutinario y aburrido pues parece que sólo estamos aquí para mandar callar como las ollas express, chis, chis, chis... o dar y recoger libros. Pues no es así. A veces nos encargan que hagamos algún trabajito de rastreo (muy parecido al de los detectives privados) para localizar datos, teléfonos, direcciones, precios de libros... Esto último es lo que me han pedido que haga ahora, buscar cuánto valen algunos libros de tirada muy, muy limitada y que sólo están al alcance de unos pocos bibliófilos. Ya he podido localizar el precio de dos de ellos pero me quedan otros dos, que se me están resistiendo un poco. Pero como a mí me gustan las cosas difíciles no me voy a rendir y encontraré esos precios como y donde sea. ¿Les parece esta una profesión aburrida?
jueves, 6 de marzo de 2008
Silla pintada
Hoy, cuando he llegado a la biblioteca, me he encontrado una silla con la palabra lobo escrita con tipex. Seguro que ha sido un niño o una niña la que lo ha hecho. Pero no crean que es sólo la silla la que está pintada. También está la pared de la sección infantil, que desde hace mucho tiempo se ha convertido en el auténtico diario escrito de la juventud (se pueden leer los amores y desamores de cada uno). Y lo malo es que se debe tener cuidado con reñir a estos niños porque detrás están papá y mamá. Me acuerdo que una vez un grupo de niños quitaron la manilla de una puerta. Yo logré coger a uno de ellos antes de que se escapase y le dije que la manilla tenía que aparecer lo antes posible o lo llevaría a los municipales. Al cabo de media hora llegó su madre con un séquito de vecinas y niños para insultarme (me dijo de todo lo que puedan ustedes imaginar) y a reñirme por el trauma psicológico que le había causado a su hijo con la amenaza de los municipales. Desde entonces no me he metido con ningún niño...
miércoles, 5 de marzo de 2008
Las obras del acerado
Ya hace casi dos meses que comenzaron las obras para cambiar el acerado de mi calle. No se imaginan lo que es entrar en mi casa dando saltos y salvando todo tipo de obstáculos (tablas para no pisar el hormigón, arquetas y registros de la luz que sobresalen del suelo sin baldosas, bordillos desnivelados...). Vaya, que es como entrar en una especie de cortijo pero en plan cutre. Y no hablemos del espisodio que se debe montar para entrar y sacar el coche de la cochera. Hay que colocar unas cuñas de hierro justo en el lugar por donde pasan las ruedas porque si no aciertas ya sabes que, por muy despacio que vayas, no te libras del golpecito. Muchas noches se ha quedado fuera por no complicarme la vida. Pero hoy, por fin, parece que los albañiles llegarán a mi puerta, pondrán el acerado y todo volverá a ser como antes. Es curioso cómo hasta que no nos faltan cosas que parecen tan simples como las baldosas de la calle no nos damos cuenta de lo imprescindibles que son...
martes, 4 de marzo de 2008
Tropezón
Parece mentira que después de doce años trabajando aquí aún no conozca esta casa. Digo esto porque esta mañana al entrar en la casa de la cultura iba pensando en otras cosas y me he tropezado con el umbral, he cogido velocidad intentando evitar la caída y me he dado un cabezazo contra un cristal que hay justo a la entrada. Qué vergüenza me ha dado. Menos mal que suelo llegar la primera y todavía no hay gente trabajando, pero sí me ha visto una de las señoras de la limpieza que estaba barriendo por allí y me ha mirado, primero con cara de preocupación, para después de dos o tres segundos partirse de risa. Me ha contagiado y no he tenido más remedio que reírme yo también de mí misma. ¿Por qué nos reiremos tanto cuando vemos a alguien que se tropieza o se cae?
lunes, 3 de marzo de 2008
Esto me pasa por quejarme...
Para qué me quejaría yo del coche "nuevo" de mis padres. Anoche, viniendo de viaje con mi coche (mucho más nuevo que el de mis padres y con dirección asistida) se nos pinchó una rueda. Tuvimos que salirnos lo más posible de la carretera porque no encontrábamos ni un solo camino o ensanche y la rueda iba por los suelos. Como nunca había pasado esto pues no llevábamos ni linterna ni guantes ni na de na. Y como tampoco se había utilizado el gato, no les digo lo durísimo que estaba (creo que lo que pasaba es que estaba pegado con la pintura aún de fábrica) y no había forma de que funcionase. Por fin funcionó y mi marido, alumbrado con la luz de la pantalla del teléfono móvil que sujetaba mi tío (vaya linterna), pudo cambiar la dichosa rueda, que pesaba un quintal. Si me llega a pasar a mí sola hubiese llamado al 112 directamente, aunque hubiera hecho el ridículo por no saber dónde esconde el gato este coche, y no digamos colocarlo correctamente y luego quitar esa rueda de "tractor" para poner la de repuesto. Ufff, no me lo imagino. Y es que parece que nunca se nos va a pinchar una rueda. Así que me he propuesto lo siguiente: lo primero será comprar una linterna y unos guantes (que no se imaginan cómo quedan las manos tras esa operación), luego aprenderé dónde está y cómo se utiliza el gatito, cómo se cambia una rueda y, por supuesto, no me quejaré más del coche "nuevo" de mis padres.
domingo, 2 de marzo de 2008
Posavasos de Forges
Hoy he mandado a mi tío (qué morro tengo) a comprar el periódico El País ya que regalan dos posavasos con viñetas de Forges. Irá mi tío a comprarlo porque él se levanta más temprano y logrará comprar uno antes de que se agoten y es que, "gensanta, qué chispa tienen las viñetas de este hombre". Me gutan los dibujos y los textos de Forges porque tratan de forma amena y resumida cualquier tema de actualidad. De hecho, en el último número de Mi Biblioteca hemos publicado un artículo sobre becarios en las bibliotecas ilustrado con viñetas de Forges sobre ese tema, la explotación de profesionales como becarios. Y qué razón tiene. Así que estoy deseando ver esos posavasos que estoy segura de que utilizaré a diario.
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